viernes, 11 de septiembre de 2009

¡Arte rockero, tío!

Desde el siglo XX las obras de arte han tenido especiales dificultades para comunicar con el público.
A cada nuevo movimiento artístico, los artistas tenían que explicarse(“yo soy antiartista”, “yo creo con el inconsciente”, “yo pinto música (¿)) porque si no la gente no se enteraba de nada. Se habían saltado algún paso y el público no sabía qué pensar.
Courbet no se tenía que explicar pero le pasaban otras cosas, seguro.
Lo que sucede es que si le preguntan a un artista "de qué va" y contesta, “yo pinto lo que veo en el súper”, pues poco más hay que decir. Me refiero a que la conversación ya no puede ir por el mismo camino que con los primeros artistas porque ahora todo es concreto(yo pinto tebeos).
La mayoría de los artistas más influyentes de hoy día se han criado después del pop y la música ha marcado su cultura. Hablo de la cultura musical, cuando era una industria floreciente y muchas estrellas ganaban fortunas y se vendían millones de discos.
Me llama la atención que a muchos de ellos se les achaca precisamente eso, comportarse como estrellas del rock (fíjense que el pop ha hecho algo parecido pero en sentido contrario).
Y me pregunto, cómo es posible que a un artista se le trate como rockero.
Lo primero, la vida privada aparece en la obra de los artistas.

Antonio López como estrella del rock

Por poner varios ejemplos, Damien Hirst tiene una calavera de diamantes que tituló con una frase de su madre. Jeff Koons se casó con Cicciolina y tuvieron un hijo. Matthew Barney está casado con Bjork. Jake y Dinos Chapman son hermanos (como ya habrán supuesto).
Por otra parte, también los hay que no incluyen ningún elemento familiar pero intentan despertar los sentidos aportando sensaciones reales. Ya sea con luces, temas, tamaños, materiales, soportes, …
Y lo que despiertan estas obras no se puede explicar, hay que ir a verlas y aún así es difícil.
Por ejemplo, Cattelan siempre trabaja en función de que su obra sea exhibida y hace chistes con la realidad. Eliasson maneja de forma artificial efectos sacados de la naturaleza.

Pero Hirst también, utiliza diamantes de verdad para su calavera, los Chapman pintaron encima de grabados originales de Goya, y a Barney le dejaron el Guggenheim de Nueva York entero para grabar sus vídeos.
Parece que lo importante es que el público vaya a verlo y que se pueda hablar de tí por algo normal, sin profundidades.


A estas alturas el arte debería ser algo más normal en nuestra vida diaria.

martes, 8 de septiembre de 2009

Secretos de los artistas

Por suerte para nosotros todas las obras de arte tienen algún secreto. Si las obras de arte fuesen perfectas, equilibradas y justas; primero no serían obras de arte, y segundo no tendrían ningún interés. Así que los secretos, como seguro sabrán, vienen de las imperfecciones y todos tenemos algo que ocultar. Al fin y al cabo las hacen artistas, que también son personas, y es por ahí por donde siempre podemos entrar para entenderlas.
Nosotros, que también somos personas, tenemos la tendencia natural de querer conocer todos secretos y es a partir de lo siguiente donde podemos empezar a tirar del hilo.
A veces es la repetición lo que nos ayuda porque lo que está más de una vez es importante siempre.

A veces hay tan poco que pensamos que no es nada


En otras ocasiones es justo lo que no está y debería estar porque; bien porque nos descubre alguna incapacidad del artista y lo convierte en humano ( "la sangre de los minimalistas también es roja") o resalta lo que sí está y nos parece sin importancia.
Y en la mayoría de los casos es lo que nos chirría, aquello que pensamos que no debería estar que a menudo negamos y el artista nos restriega por la cara para que lo veamos de otra forma más interesante que a veces cuesta entender, pero transforma nuestra forma de mirar.

A veces todo chirría


Todo lo demás es envoltorio. Maravilloso en todos los casos.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Borrón y cuenta nueva

Les voy a quitar un peso de encima, piensen por un momento que el arte no existe.
No existen los cuadros ni las esculturas y las fotografías sirven para describir las cosas que pasan.
Pero no existe teoría estética ni arte conceptual, ni Picasso, ni Kandinsky, ni siquiera una cosa que se llama exposiciones.
No hay fotos de Pamela Anderson, ni portadas de discos.
Nada de nada.
Qué alivio, ¿eh?.

...Un poco más de gracia, caballeros.

Los carteles de la calle sirven para informarnos y están todos escritos con el mismo tipo de letra (que es negra sobre blanco).
La fotografía más personal es la que puedes encontrar en sitios como el facebook y las pegatinas que hay sólo son de los fontaneros, que están pegadas en las farolas.
Las fuentes sirven para beber, las camisetas estampadas no existen y la comida se sirve en platos redondos.
(Y follar es para tener hijos)

Para ser artista, hasta para hacer las cosas con gracia, tienes que pensar (a menudo) como si el arte nunca hubiese existido.

lunes, 31 de agosto de 2009

Mujeres y mujeres

Una mujer nos mira. Está desnuda, con sus pendientes, postrada en una cama con la sábanas revueltas.
Tiene el codo derecho apoyado en unos almohadones y la mano izquierda encima de la vagina, que está oculta ayudada por el cruce de piernas.
Tras ella una cortina, a sus pies un animal.

Una mujer recostada.



Otra mujer recostada.

Lo que sucede es que en un caso es un perro que duerme acurrucado y en el otro un gato negro se pasea con la cola cola levantada, junto a los pies calzados en zapatos de tacón, no descalzos.
La mujer de los tacones tapa su sexo con la palma de la mano extendiendo sus dedos sobre la pierna, mientra la otra hace el gesto de acariciarse. No es raro que nos mire de reojo con la cabeza reclinada sobre su hombro, al contrario que la que nos mira de frente haciendo el movimiento de incorporarse y recogiendo la sábana con la mano izquierda mientras la otra deja caer unos pétalos. La mujer que se incorpora tiene flores aunque no se las ha entregado todavía la mujer negra que tiene a su espalda. A espaldas de la primera rebuscan en un baúl tratando de encontrar vestidos.

jueves, 20 de agosto de 2009

Ser modernos

Hace un siglo la gente no tenía opiniones sobre todas las cosas de la vida, ni siquiera hace treinta años. Imagínense hace doscientos.
Pues el personaje moderno es básicamente eso, una persona que tiene ideas propias sobre el mundo y se comporta, más o menos, según esas ideas (que considera propias).
Piensen en la política, por ejemplo, la cantidad de ideologías que surgieron en el siglo pasado. Pues en arte pasó lo mismo.
Mientras que en la época clásica se mostraba una forma de ver el mundo, en la moderna surgieron grupos de artistas que tenían formas de verlo y mostrarlo únicas y personales, lo que ha hecho que las formas de enseñar las cosas en vanguardia son más evidentes que los contenidos de la obras.
Por eso, durante tanto tiempo, el público ha tenido tan difícil ver obras de vanguardia porque, con razón, pensaban que había que meterse en la cabeza de los artistas para entender las obras.
Y eso es precisamente lo que hay que hacer, meterse en la cabeza del artista (lo veremos, no se preocupen).

Encuentren las diferencias.

Pero fue entonces cuando apareció la crítica de arte y empezó a hacer literatura y la gente se perdió aún más, porque no hablaban sobre las obras sino que hacían teorías sobre ellas y eso no aclaró casi nada.
Creo que aquí está uno de los momentos que más daño han hecho al arte desde entonces.
Pasó en política, que había ideólogos y charlatanes (y eso que la política tiene una utilidad muy concreta) cuanto más con la crítica de arte, imagínense.
Hoy en día todo esto es bastante diferente. Hoy no es tan fácil engañar como tampoco es tan fácil tener una idea sobre como ver el mundo que sea interesante.
Todo circula muy rápido y todos somos muy modernos. Ya casi todos somos artistas porque todos tenemos mucha información y pensamos que somos únicos. Y lo somos, no me entiendan mal.
Lo que pasa es que ya no es tener una visión sobre las cosas lo que te hace único.

domingo, 16 de agosto de 2009

Las ideas son poder

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Las ideas dan poder y quien lo niegue seguramente no ha tenido una buena idea en la vida.

Desde el Renacimiento hasta ahora las obras de arte se han planteado de dos maneras muy diferentes. De una forma determinada hasta el siglo XX y de otra muy distinta a partir de entonces.
Hoy toca hablar de qué podemos ver en las obras clásicas.
Las obras de arte desde el Renacimiento hasta la vanguardia nos han mostrado cómo es el mundo. Nos han contado cómo es todo lo que nos rodea con todo tipo detalle y lo han hecho eterno; que podamos disfrutar durante siglos de cómo eran los reyes y los mendigos, las ciudades y los campos, qué comían, cómo vestían, qué era hermoso para ellos o a qué cosas les daban valor. De la época anterior sólo podemos imaginarlo, no verlo. Qué inmediato, ¿no?.
Pues no lo es. Sobre todo porque antes del Renacimiento los artistas se dedicaban a otra cosa; como contar historias, o decorar, o embellecer,… pero no a esto, eso es seguro, porque no podían. Y no podían porque no tenían medios.
Y fue gracias a la tecnología que pudieron hacerlo.

Si no puedes hacerlo tan bien, mejor haz otra cosa.

Me refiero a la aparición de herramientas como la perspectiva, por ejemplo, o de las lentes (como las de sus gafas o cámaras de fotos) y la cámara oscura.
No es mi intención hacer un desarrollo minucioso de estos avances, pero sí dejar claro que todo cambió a partir de otras ideas (tecnológicas) que crearon nuevas formas de trabajar (y claro, de pensar). Esto permitía que, en poco tiempo, los artistas pudiesen tomarse más en serio a sí mismos. Su trabajo podía ser, a todas luces, mejor que el de los demás.
Es una cuestión de PODER.
De pronto había artistas que eran mucho mejores que otros. MUCHO MEJORES. Y no hablo de apreciaciones personales sino que había pintores que tenían habilidades que la mayoría no tenían y sus obras mucho más impresionantes, eran poderosos.
Podían pintar a un señor y que se pareciese muchísimo al señor original. Increíble, casi igual. Pintar su ropa, rodearle de sus pertenencias, pintarle en su casa y que se pareciese a su casa real.
Por ejemplo, Van Eyck podía pintar viejos con todas sus arrugas en una natural postura de tres cuartos en 1433.
Boticelli sólo mujeres jóvenes y, además, de perfil en 1475.
Todos luchaban por enseñar lo mejor que tenían. Y su objetivo era claro. Mostrar en sus obras algo que pareciese que estaba vivo. Más real que la realidad.
¿Qué pasó entonces? Pues que aquellos artistas que tenían que competir con, pongamos, Van Eyck, tenían que arreglárselas para enseñar otras cosas.
(Si yo hubiese sido Van Eyck tampoco hubiera contado mis secretos a nadie).
Al haber artistas claramente mejores que otros surge la competencia y con ella habilidades insólitas para enseñar lo nunca visto.
Algunos forzaban su punto de vista porque no dominaban la anatomía humana, otros tendrían que componer escenas con muchos personajes y situarlos en lugares maravillosos porque lo que se les daba bien era mostrar arquitectura, otros captaban la luz con sutileza sobre la cara de sus personajes y pondrían el fondo negro porque el fondo no era tan verídico como sus modelos.
Hay mucho de esto en la pintura. También hay mucho otras cosas pero para aclarar este tema habría que ver obras concretas.

¿Es tenebroso el tenebrismo?


Esto es como si dentro de doscientos años les explicasen la diferencia entre la wii y la play. Es que son diferentes, a pesar de que las dos parten de un cubo, porque los juegos son diferentes. Pues con los artistas clásicos pasa lo mismo. No juegan todos a los mismos juegos ni con las mismas reglas. Cogen un poco de aquí o de allá pero en lo que son buenos es en cosas muy concretas y esas cosas están en todas y cada una de sus obras.
Pero esto lo iremos viendo.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Las ideas de los artistas eran sólo cinco

Les voy a hacer un regalo.
Les voy a regalar arte.
No me refiero a nada poético, esto no es una metáfora de nada.
Supongo que si están leyendo esto es porque tiene usted que trabajar. Y si tiene usted que trabajar estará en un entorno de gente que también tiene que ir a trabajar. Es verano y hay menos que hacer de lo normal. Se puede ir a tomar unas cañas o a la playa (suponiendo que la tengan, si no se tiene que quedar con las cañas).
Pues lo dicho, yo les regalo el arte.
En las siguientes líneas y durante las próximas semanas les voy a dar la opción de ir a ver exposiciones y se enteren de algo. Se lo digo porque si ustedes tienen que ir a trabajar no andarán sobrados de dinero y si el atontamiento de la cerveza al calorazo del verano les harta en algún momento, les doy la opción de meterse en un fresquito museo y poder disfrutarlo, no padecerlo.
Así que vamos al grano.
Todas, y digo TODAS, las obras de arte desde el Renacimiento hasta hoy han sido motivadas por unas pocas ideas que les iré descubriendo con detalle.
Me refiero a que los artistas, cuando han querido hacer una obra (pintura, escultura,… lo que sea) han sido empujados a producir obras porque querían mostrar algo en sus imágenes, es decir, por una idea (o varias). Pero resulta que esas ideas no son infinitas sino que son concretamente cinco.
Sí, seis siglos de arte y sólo cinco ideas.
Más concretamente, hay tres de ellas que surgieron entre el Renacimiento y el Siglo XX, lo que dio paso a la imagen moderna; las otras dos fueron el origen de la vanguardia.
Lo importante de estas ideas es que todas vinieron para quedarse. Es decir, que ninguna ha perdido valor y ninguna ha desaparecido desde entonces.
El juego y la sofisticación al presentar una o varias de estas ideas es donde está lo bueno, lo que hace que muchas sean maravillosas. Esta parte la dejo en su mano, para que lo disfruten ustedes solos, no me entrometeré sin su permiso.
Hoy sólo se las voy a presentar, pero iremos viéndolas una por una.

¿De qué se ríe la Gioconda?... ¿Es una buena pregunta?




Al principio, todo esto les parecerá un poco tonto pero ya verán como les resulta útil a la hora de disfrutarlo. Una vez saben qué ideas propone una obra, lo demás consiste en ver cómo se las arregla para mostrarla de la forma más maravillosa posible, cómo hace para tratar de impresionarnos (porque en eso consiste el arte, en tratar de impresionar).
Las tres primeras (las anteriores a la vanguardia) son tres:
- La visión de las escenas de forma naturalista.
- El estudio de los objetos.
- La descripción de los lugares.
Todas las obras de arte entre el Renacimiento y la vanguardia hablan de esto y sólo de esto. Me refiero a que antes del Renacimiento, los artistas no se planteaban estas cosas directamente. Estas ideas surgieron de forma sencilla hasta convertirse en mecanismos muy sofisticados que, llegado un punto, no evolucionaron más y dieron paso a ideas nuevas.
Las que surgieron con la vanguardia son dos:
- Mostrar lo inmaterial.
- Convertir a la obra de arte en un objeto.
No hay más. Ahora, encuentren una obra que escape a estas cinco ideas, que no baraje una o varias de ellas...

¿Es arte una pala?


...Y si no, tómense una caña a mi salud.

martes, 9 de junio de 2009

EL ARTE Y LOS ADOLESCENTES

Un día habrá una inauguración de una exposición en la que habrá una alfombra roja para entrar. Habrá seguridad para que los adolescentes que han ido a ver a su ídolo artista (al que idolatran) no se lo coman.
Todo esto, ¿por qué?.
Porque le interesará a la gente y los artistas darán todo lo que tienen sin reservarse nada. Ni en su obra, ni en promoción, ni en medios para expresarse. Usarán TODO LO QUE ESTÉ EN SU MANO.
Habrá artistas guapos y tontos que acierten más o menos. Pero los habrá listos e incluso interesantes que lleguen a todo tipo de gente.
Habrá mucho público que se preocupe por leer en los periódicos qué ha pasado en la inauguración del día anterior y el arte formará parte de la actualidad.
Y digo de la ACTUALIDAD.
No burocracia de lo que toca (bienal, feria o lo que sea… ¿a quién le interesa lo que pasa ahora? Pregúntele a su tía del pueblo y sabrá que el Barça ha ganado no-sé-qué o que hay una nueva película de Bardem, pero de bienales… ni idea… no me extraña). Y sin embargo, el arte puede ser mucho más interesante que todo esto.
No sé si los artistas follan mucho o hacen el amor (no suelen hablar de estas cosas), sí se lo pasan bien de copas o sólo quedan bien.
Lo que sí sé es que no hay manera de seguir con esta forma de hacer las cosas. Hay que pensar en que necesitamos a la gente y tenemos que llegar a ellos y buscar la manera de que el arte pueda ser DISFRUTADO POR TODOS.
Con temas, soportes, difusión,… pero para que llegue.
Hasta que una quinceañera no tenga la foto de un artista en su carpeta del instituto o una (alucinante) obra suya adornando sus cuadernos, sé que no habremos conseguido nada de nada.
Habrá gente que dirá que el arte siempre ha sido así, que es para un cierto tipo de público.
¿Recuerdan cuando era imposible comprar un tebeo en una librería? Muy pronto ni lo recordarán.
¿Por qué sabemos hoy quién es Santiago Calatrava o Ferrán Adriá si la muchos no han visto un edificio suyo ni mucho menos probado sus platos?.
Fíjense en los músicos. Tenemos a Metallica, a Leonard Cohen e incluso a Barbra Streisand o David Bisbal.
Todos sabemos quienes son.
¿Quién sabe quién es Damien Hirst (sí, sí, pregunten a su sobrina, a ver qué les dice)?. Y eso que es un “artista famoso”.
Los adolescentes no fallan. Si ellos no saben quién es, es que no es nadie. O mejor dicho, si ellos lo conocen es que es alguien.
Y para quien no conozca a Take That…

AQUÍ TIENEN UNA REVISIÓN DE SU TRABAJO.

Ellos saben adonde tienen que llegar.
Esto es vídeo-arte, o vídeo-creación para los más escrupulosos.
La complejidad de nuestro mundo y las relaciones personales dirigido a adolescentes (habrá gente que esto le parecerá mal y todo).
Estoy hablando muy en serio.

martes, 27 de enero de 2009

LECCIÓN 4. Por dónde empezar a ver

Al público de la calle le cuesta mucho abordar cualquier obra de arte por el simple hecho de que le tienen miedo. La gente tiene miedo porque no sabe. Le preocupa quedar en ridículo, meter la pata, ir de listo o de burro, o hacer juicios equivocados. Le pasa a todo el mundo.

La mayoría de la gente no sabe de arte. Estoy seguro que la razón más importante por la que nadie lee, por ejemplo, textos de arte es porque, a menudo, la gente que los escribe tampoco sabe muy bien qué decir.
Entonces pasa lo de siempre, se habla de la biografía del artista y de historia porque, ¿qué se puede decir de una obra de arte?. La otra opción es utilizar términos que se refieren a cosas no tangibles. Así se consigue que todo quede en el aire y uno parece más listo. Lo difícil está en que te entienda todo el mundo.

Soy de la opinión de que si una obra está expuesta en público hay que hacer, de la manera que sea, que el público la entienda. No es el público el que tiene que hacer el esfuerzo sino el artista, galerista, museo, etc.
(Imagínense una novela o película que no se entienda)
Pero veamos por dónde empezar.
Pongamos un ejemplo lo más sencillo posible.

1910. Nolde, Emil. Mar de otoño. Óleo sobre lienzo.

¿Por dónde empezamos?

Lo primero miren el cuadro.

1. ¿Qué se ve? ¿qué imagen hay?(Sitúense a la distancia en que ustedes se encuentren cómodos para verlo entero).

Traten de decir (enumerar, si es necesario) aquellas cosas que ven con la mayor precisión posible, empezando por que más les llame la atención pero intentando no dejarse detalles. Pero de momento piensen en términos generales, a ver si ven ustedes algo.

¿Ya?, ¡bien!.

(Nota.- Depués de haber hecho el esfuerzo de ver el cuadro, tienen al final de esta entrada mis respuestas).

2. Una vez han sacado todo el partido de lo que ven en la imagen, cambien de posición para ver el cuadro desde otro lugar. Acercérquense sin miedo (Pulsen el botón derecho de su ratón y seleccionen "Abrir en una nueva pestaña").

¿Ahora qué ven? supongo que muchos ni siquiera distinguirán bien el paisaje. Bien, pues ¿con qué se encuentran?.

3. Y una vez visto todo. ¿Qué conclusión sacan?.

...

1. Vemos mar y nubes. Reflejos de la luz del sol en ambos. Es primera o última hora del día (el sol está bajo), lo descubrimos por el color cálido de los reflejos y porque los más luminosos se encuentran en los laterales de las nubes.

Con esto he comprobado que la pintura es fiel a cómo el sol ilumina el mar y las nubes a determinada hora del día. Todo está en orden aunque en movimiento.

En cuanto a la imagen en general, llama la atención el color, el uso le esos contrastes, que determina el paisaje en una hora del día donde el sol convierte todo en color. Además son pocos colores (rojo, amarillo y violeta) y sólo un poco de blanco.

¿Lo siguiente que llama la atención? el efecto del viento y el mar picado. Todo está en movimiento.Y claro, vemos el título y comprobamos que el sol es de otoño y no de verano.

2. Lo que se ve ahora es una maraña de gruesas pinceladas de colores. Poco queda del mar, las nubes, el viento y las olas. Ahora son colores mezclados al óleo. Podemos distinguir una gama limitada de colores pero, de cerca, no tienen mucha coherencia, por no decir ninguna. Son colores mezclados aleatoriamente. Es un caos.